El Centro de Psicología Aplicada pretende desde su blog, Psicología ComPartidA, divulgar la psicología en la comunidad universitaria con la intención de promover la salud física y mental. Nuestro objetivo es acercar el conocimiento a través de la publicación de artículos del ámbito psicológico y compartir noticias de actualidad.

Los comentarios enviados por la comunidad serán sometidos a un proceso de moderación antes de ser publicados.

lunes, 2 de febrero de 2015

¿Y si...? ¿Y si...? ¿Y si...?

Autor: Juan Carlos Mejía, con licencia creative commons

Si estás leyendo esta entrada, aventuro que eres una de esas personas que en algún momento de su vida le ha dado mil y una vueltas a ese asunto importante, apareciendo el tan conocido "¿Y si...?" hacia el futuro, que genera tanta preocupación (mención aparte el tan temido "¿Y si (hubiera hecho tal cosa)...?" referido al pasado, que bien merece una entrada propia en el blog).
Ahora bien, podrás pensar: ¿A quién no le preocupa la incertidumbre, no saber qué puede pasar? Como en todo, la diferencia radica en el grado dentro de un continuo. En un extremo de ese continuo se encuentran personas que no soportan la incertidumbre, no pueden tolerar no saber exactamente qué pasará en el futuro, ni tan siquiera pensar en algún cabo suelto que no se haya contemplado con anterioridad; todo ello se percibe de forma errónea como algo intrínsecamente peligroso o amenazante. La incertidumbre les genera ansiedad e inseguridad, y para suplir este malestar "necesitan" tenerlo todo bajo control. Se convierten, de forma involuntaria, en auténticos expertos "controladores" del entorno.

Como consecuencia de ello, estas personas tienden a informarse al detalle para saber qué pasará en cada momento y tenerlo todo bien atado -sin que se escape ningún imprevisto, pensando en todas y cada una de las posibles explicaciones o alternativas a ese asunto importante-, a revisar y reasegurar una y otra vez, comprobando constantemente las cosas, o a preguntar varias veces a terceros para corroborar información, entre otras.
Todos estos ejemplos constituyen diferentes estrategias de control, cuya función es aliviar la ansiedad y aumentar la seguridad de la persona, aunque sea sólo de forma momentánea. E insisto en esto último porque lo que muchos de nosotros desconocemos es que por más que uno intente controlar la situación, nunca lo conseguirá al 100%, lo cual generará aún más ansiedad. Entraremos, por tanto, en una espiral o círculo vicioso de ansiedad de la que costará salir sin ejercer control, retroalimentándose el proceso y haciendo que se mantenga el problema a largo plazo.
Aprendiendo a tolerar la incertidumbre
Si te reconoces en algunas de estas situaciones, te mostramos algunas pautas para hacerle frente y poder salir de esta "trampa del control":

  • Acepta que la incertidumbre es parte de la vida. Es utópico e imposible intentar tener el control en todas y cada una de las situaciones, saber exactamente y al detalle qué pasará; no te marques este objetivo inalcanzable. Todos nos encontramos en la misma situación, ninguno sabemos a ciencia cierta, con total seguridad, qué pasará mañana, no hay forma de saberlo.

  • La forma más eficaz de tolerar la incertidumbre es exponerte a ella, sin realizar ningún comportamiento que alivie o reduzca la ansiedad que lleva consigo, y que te dé control y seguridad. De esta forma, conseguirás habituarte a ella y dejará de generarte ansiedad, así de sencillo. Por ejemplo, si te cuesta tomar decisiones, hazlo sin pedir ayuda a varias personas, o si te resulta complicado no revisar varias veces tu trabajo, exponte a revisarlo una única vez.

  • Modifica los pensamientos negativos catastrofistas o anticipatorios de fracaso hacia unos pensamientos más realistas ("No tiene por qué pasar esto que tanto temo, no tengo pruebas para pensar así", "No necesito saberlo todo -en todo caso, me gustaría-, pero puedo vivir sin tener que controlarlo todo"). Y, en el caso de que te encuentres dentro de ese bucle repetitivo de pensamientos racionales del tipo "¿Y si...?", detenlos cambiando el foco atencional, realiza una actividad distractora y modifícalos por otro pensamiento más realista.

Podemos sobrevivir sin saber lo que vendrá. Haz la prueba.

Artículo redactado por Carolina Álvarez Ortiz (terapeuta del CPA).
Twitter: @carolina_psico1

No hay comentarios:

Publicar un comentario