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miércoles, 22 de febrero de 2017

Problemas sexuales femeninos

Hace una semanas, en una entrada del blog, hablábamos sobre los problemas sexuales que pueden experimentar los hombres (ver la entrada aquí). En esta ocasión, queremos dedicar el siguiente texto a los problemas que pueden sufrir las mujeres.

Quizás hayas sentido en alguna ocasión que el sexo no es lo tuyo, que no tienes mucho interés en mantener relaciones o que aunque sí lo tienes, no consigues disfrutarlas completamente. Es posible también que hayas tenido alguna mala experiencia en este ámbito, y te de miedo volver a repetirla. Por otra parte, puede que te preocupe el hecho de sentir dolor durante las relaciones o de no conseguir alcanzar el orgasmo. Quizás tengas dudas sobre si lo que te pasa es normal, o te plantees que tu cuerpo no funciona de manera natural. Todas estas situaciones y preguntas se dan a menudo entre las mujeres, y es importante tener información fiable al respecto, ya que existen muchas creencias erróneas sobre este aspecto y pueden llevar a empeorar la situación, con la consecuente frustración, miedo, sensación de aislamiento y de incomprensión, etc. que estos problemas conllevan. 
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En primer lugar, debéis saber que todas las mujeres en algún momento u otro hemos pasado por situaciones similares: falta de apetito sexual, dificultad para excitarnos, imposibilidad de llegar al orgasmo, dolor, etc. En muchas ocasiones se debe al estrés, causas hormonales, problemas en la relación de pareja… Sin embargo, cuando todo esto funciona correctamente, y en una situación normal, con una pareja deseada, somos incapaces de manera reiterada de tener relaciones sexuales satisfactorias, es importante detenerse a reflexionar sobre lo que está ocurriendo. Es posible que nos encontremos ante una disfunción sexual que probablemente se solucione con la terapia psicológica adecuada. Por ello, en este momento la ayuda de un psicólogo, especialista en pareja y sexualidad, podrá resultar de gran valor. Hablamos de una disfunción sexual cuando los problemas se repiten en casi todas o todas las ocasiones (aproximadamente 75%–100%) de la actividad sexual durante al menos 6 meses y no están causados por otro tipo de problema (como la depresión, consumo de sustancias, o incluso una alteración grave de la relación con la pareja).

Las disfunciones sexuales femeninas, al igual que las masculinas, pueden ser muy variadas. Dependiendo a la fase a la que afecta podemos distinguir entre trastornos del deseo o excitación, del orgasmo y trastornos por dolor. Los trastornos del deseo provocan que tu deseo de actividad sexual disminuya o desaparezca, tus pensamientos eróticos estén prácticamente ausentes y tu cuerpo no reaccione con interés ante las invitaciones sexuales. Además, si las relaciones llegan a producirse, no experimentas placer ni sensaciones genitales agradables. En los trastornos del orgasmo aunque hay deseo y excitación, se produce un retraso marcado del orgasmo y suele ser poco intenso, o incluso nunca llegar a ocurrir. Es importante cerciorarse de que la estimulación está siendo la adecuada, ya que por ejemplo, la mayoría de las mujeres no logran alcanzar orgasmos con estimulación únicamente vaginal pero sí con otros tipos de estimulación como la clitoriana, y esto no supone ningún trastorno. Por último, en el trastorno por dolor, es habitual que sientas dolor antes, durante o después de la penetración vaginal o incluso miedo a que ésta se produzca. Es importante recordar que estas situaciones han de repetirse en la mayoría de las relaciones sexuales durante al menos 6 meses para considerar que se trata de una disfunción sexual.

Igual que en los problemas masculinos, en las mujeres la ansiedad también juega un papel fundamental, pudiendo actuar como un factor de riesgo, precipitante o de mantenimiento del problema. Veamos un ejemplo que puede explicar el funcionamiento de la ansiedad. Un día, una mujer tiene una relación sexual insatisfactoria por algún motivo: falta de deseo hacia la persona con la que tiene la relación, estar en una época de estrés, estar cansada, etc. Esto le hace sentirse mal y le surgen dudas sobre por qué no ha sido capaz de disfrutarlo. Cuando en una ocasión futura, vuelve a presentarse la oportunidad de tener relaciones, probablemente muestre menor interés, y si finalmente comienza, esté demasiado pendiente de cómo se está sintiendo, y le asaltarán pensamientos como los siguientes “no estoy lo suficientemente excitada, no estoy lubricando, no sé si voy a llegar al orgasmo, debería estar disfrutándolo más, me va a doler…”. Estos pensamientos tendrán el efecto no deseado de disminuir o impedir que la excitación y el placer se produzcan, por lo que finalmente se confirmarán sus expectativas.

Además, la información sobre la sexualidad con la que cuentan muchas mujeres es insuficiente. Es necesario conocer nuestro propio cuerpo, saber que a cada mujer le gustan diferentes cosas y cada una alcanza el orgasmo o de disfruta de forma particular, ya que cada mujer es distinta. En muchos casos, se tienen expectativas poco razonables respecto al sexo, miedos y creencias erróneas que pueden producir estos problemas. Por ello, si te has sentido identificada con alguna de las situaciones de este texto y supone un problema para ti, no dudes en consultar con un profesional. Éste ajustará tus expectativas, te dará información fiable necesaria, y analizará tu situación para buscar una solución adecuada para ti. Esto ayudará no solo a que puedas disfrutar de tus relaciones sexuales sino a que puedas sentirte mejor contigo misma y con tu relación de pareja.
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Recuerda que existe tratamiento psicológico eficaz para todos los problemas que hemos visto, por lo que si te encuentras en una de estas situaciones, solicita la ayuda de un profesional. El CPA cuenta con una Asesoría de orientación sexológica para la comunidad universitaria donde puedes demandar asesoramiento sexológico de manera gratuita y confidencial. Esperamos que te sirva de ayuda,

Cristina de la Fuente. Terapeuta del CPA. 

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